martes, 10 de abril de 2012

¡Que broma Ozzie!


Esta vez a Ozzie se le pasó... la lengua
Foto Cortesía: Eduardo "Edo" Sanabria






















¡Que broma Ozzie!
10-04-2012.
Por: Ángel Navas Borges.
El manager venezolano, harto conocido por su personalidad tan particular y llamativa, esta vez le jugó una mala pasada… Pudo salir adelante, pero, ¿bastará sólo eso?

Quizás jamás en su vida, Ozzie Guillén fue la comidilla en el mundo de las Grandes Ligas… Ni siquiera en 1985 cuando irrumpió en el mundo beisbolístico tras ganar el premio “Novato del Año”, o cuando veinte años después volvió a sacudir el orbe peloteril cuando contra todo pronóstico y luego de ocho décadas, llevó al equipo de sus amores, los Medias Blancas de Chicago a la consecución del título en la “Serie Mundial”.

El 10 de Abril de 2012, en apenas su primera temporada y con cinco juegos dirigidos en su nueva franquicia, los Marlins de Miami, ha debido significar para el nativo de Ocumare del Tuy el momento más duro en su carrera de más de 25 campañas esparcidas entre sus labores como jugador activo, técnico y manager desde la temporada del 2004.

Alguien puede decir que a Guillén, “se le pasó no la mano… La lengua”. Y en realidad, fue así... Sin embargo, no somos nadie para juzgarlo o acribillarlo. Es un lugar común muy recurrente el decir que nadie es perfecto, pero esta vez cae a la perfección en el caso del único manager venezolano y latinoamericano en ser campeón absoluto en el mejor beisbol del mundo.

Ozzie, tuvo un desafortunado episodio esta vez… Siempre ha sido consecuente con su manera de ser, con su forma de decir las cosas. A muchos les gusta, otros se las celebran algunas veces por caer bien o por adularlo, aunque hay otros momentos en los cuales no es el santo de devoción de muchos (me incluyo), pero que sin embargo, no dejamos de reconocerle sus méritos deportivos y personales.

Siempre estuvimos de acuerdo con que Guillén fuese exaltado al Salón de la Fama del beisbol venezolano, más allá de las críticas porque para algunos de sus detractores, “no jugó suficiente en la LVBP” como para considerarlo inmortal. Finalmente, la justicia llegó en su momento al ser honrado  con todas las de la ley en tan importante escenario. Pero eso es harina de otro costal.

Puede caer  muy mal el que te digan que “es preferible ser un bruto con dinero que un intelectual pobre” o que ciertamente este admirado personaje se refiera  a que “no voy al Universitario a ver los juegos porque en vez de saludarme, lo que me piden es plata y trabajo”. Sí, es realmente chocante, pero Ozzie se escudaba con el “soy así y digo lo que me da la gana” y lejos de ser trasquilado, termina siendo hasta celebrado.  Con mucho derecho, claro está.

El episodio que salió a relucir el pasado fin de semana gracias a unas declaraciones del piloto criollo a la muy reputada revista “Time” se convirtieron en “carne para zamuros”. Quienes estaban pendientes siempre de algún resbalón del carismático personaje para buscar de una u otra manera, “aniquilarlo”, obtuvieron la oportunidad perfecta para saciar su sed.

El motivo no fue para menos… Decir en Miami, tierra donde la mayoría de su población que no sólo reside sino que hace vida política, económica, cultural, social y deportiva es de ascendencia cubana, exiliada en un gran porcentaje, que se “ama y respeta a Fidel Castro”, es colocarse la soga al cuello… El cuchillo en la garganta.

Si bien es cierto (y así lo manifestó Guillén) en su rueda de prensa del 10 de Abril en el nuevo Marlins Park, construido en gran parte con impuestos pagados por esa comunidad cubana residente en la ciudad emblema del Sur del estado de la Florida, que sus palabras fueron “malinterpretadas” aludiendo a un problema de idioma, no es menos cierto que atacó un punto muy delicado para toda la sociedad cubana anti-castrista.

Decir que se ama y adora a Fidel, en Miami, es como decir en la casa de la familia Allende en Chile que Pinochet es un héroe nacional. Sin embargo, no se puede olvidar que así como hay radicales en toda sociedad, también existen quienes piensan con mano zurda y con sentido común. Un sentido común que seguramente le faltó a Ozzie en sus declaraciones, pero que a ciencia cierta, no es motivo para procesarlo cual tribunal inquisitorio.

La rueda de prensa ofrecida por Guillén, no fue más que un retrato de lo difícil que sigue siendo tener una posición reconocida en un país donde muchos se labran su suerte a fuerza de trabajo y esfuerzo pero donde además estás en el ojo del huracán, sobretodo si eres un personaje público y reconocido.

A Guillén se le vio muy humillado, destruido anímicamente, jamás se le había visto tan dócil en una entrevista. ¿Lección aprendida? Seguramente… Pero aparte de eso, dejó claro algo que siempre ha sido su lema: Dar la cara ante todo… Y eso fue lo que hizo.

En un juicio muy particular, las conclusiones que deja la rueda de prensa de aclaratoria, derivaron en un sabor agridulce. En especial porque muchos esperaban un acto de contrición reiterativo (Guillén se disculpó hasta 5 veces en los primeros 10 minutos de la comparecencia), pero que la acción durara hasta allí. Que no se inmiscuyera en otros temas… Ozzie no es así.

Pero aun no siendo su principal característica, quizás no ha debido trazar una línea tangente al tópico que se estaba tratando. Difícil gesta, dada la ráfaga de preguntas de los periodistas presentes (en su mayoría de la fuente política y no deportiva, irónicamente), cuyas interrogantes parecían venir de ametralladoras cargadas cual conflicto bélico.

Guillén supo “torear” al principio de la presentación, sin embargo tocó luego temas delicados y que realmente no venían al caso que muy probablemente hayan sido producto de la alta tensión que sentía tras los días difíciles que enfrentó tras filtrarse parte de la entrevista de la revista estadounidense.  Esto, deja un agrio sabor puesto que cambió de coartada para su defensa en el trayecto de la rueda y realmente no supo explicar en definitiva, que fue lo que lo llevó a hacer ese imprudente comentario.

El otro punto pasa por uno de los principios fundamentales de todo ser humano: la libertad de expresión. Es cierto que los Ozzie Guillén, los Perico Pérez o los Juan Bimba tiene derecho a expresarse donde, como y cuando quieran. Bien sea para demostrar admiración u odio hacia algo o alguien en particular. ¿Pero nos hemos preguntado si esto siempre es positivo? A decir verdad, esto no es un tema de libertad de expresión, sino de sentido común para decir las cosas.

En Venezuela acostumbramos mucho a burlarnos de nosotros mismos, a ser dicharacheros y tener un buen sentido del humor a flor de piel. Pero no todos son así. Por ejemplo, muchos de nosotros nos dejamos llamar “hijo de p…” o “mari..” aun cuando no lo seamos, por una jerga coloquial o por una manera de expresarse en particular. Sin embargo, hay quienes se sienten ofendidos con toda razón, a pesar de lo jocosas que puedan resultar dichas apreciaciones “folklóricas”. ¿Que se puede pedir de un país cuya manera de burlarse de ellos mismos es muy diferente al nuestro?

Lo cierto del caso es que el manager venezolano ahora mismo enfrenta una suspensión de cinco encuentros por este capítulo que seguramente Guillén querrá borrar para siempre. Muchos piensan que quedará suprimido con una soberbia actuación de los Marlins en la temporada que recién empieza, pero también no dejará de estar en la cuerda floja. Cada palabra, cada movimiento, cada situación de Guillén será monitoreada y chequeada.

Si la suspensión por parte de su equipo es justa o no, es otro tema para discutir, dado que hay otros intereses de por medio. Lo que si es cierto, es que este episodio en la carrera del venezolano deja un precedente histórico que por demás, lleva a reflexionar mucho sobre quienes somos en realidad. No más que esclavos de lo todo lo que decimos e incluso, hasta de lo que pensamos.




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